Tiene la receta

¿Cuantos equipos del mundo pueden jactarse de haber enfrentado en tres oportunidades al Manchester United, dos de ellas en Old Trafford y no haber encajado un solo gol? El Villarreal puede enorgullecerse de eso, y esta tarde cosechó un nuevo empate a cero ante el último campeón de Europa y nada menos que en su feudo, superando con creces lo que supone el partido más complicado del grupo E.

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Lejos de lo que el 0-0 hace pensar, ambos equipos brindaron un buen espectáculo para los más de 50.000 espectadores que colmaron el mítico estadio de Manchester para ver el estreno del campeón y el esperado regreso de Cristiano Ronaldo, que se produjo promediando el segundo tiempo.

El resultado final es producto de lo que Manchester no supo hacer, pero también de lo que Villarreal no le permitió, sobretodo en la segunda parte, cuando el equipo de Ferguson salió a quemar las naves y la férrea defensa castellonense soportó las estocadas.

Se destacaron en el equipo visitante las actuaciones de Diego López (que casi regala un gol al comienzo del partido y terminó cerrando su porteria con un excelente trabajo y una destacada parada ante Carlos Tevez), y de la defensa en conjunto, con Gonzalo Rodríguez y Diego Godín como abanderados. También vale mencionar el buen ingreso de Santi Cazorla, que fue el responsable de que su equipo tome las riendas del partido en un tramo del complemento.

El ingreso de Cristiano Ronaldo en el minuto 62 terminó de despertar al campeón de Moscú, la afición local olvidó los coqueteos de su ídolo con el Real Madrid y el portugués fue la inyección de moral que su equipo necesitaba, pero ya era tarde. Villarreal ya había hecho pie en Inglaterra y los diablos rojos no pudieron hacer en 25 minutos lo que no habían intentado antes.

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Por su parte Real Madrid cumplió con el trámite que suponía su debut en el Bernabeu ante el ignoto BATE Borisov y venció por 2 a 0, merced al aporte de Sergio Ramos (11′) y Ruud Van Nistelrooy (57′).

Que el equipo de Bernd Schuster gane dejando ese sabor a poco ya tiene acostumbrados a los aficionados madridistas. Está claro que no es lo que dicta la rica historia del club merengue, pero a esta altura y con dos ligas en el bolsillo  producto de ésta filosofía (una de ellas made in Capello) nadie levanta la voz para intentar un reclamo.

El brillante pase de Guti para dejar a Sergio Ramos de cara al gol apenas comenzado el partido presagiaba una noche de ensueño, de esas que el Santiago Bernabeu conoce de largo, pero poco a poco el juego del equipo blanco se fue diluyendo, al punto que el BATE se animó a intentar un heroíco empate, que no fue tal por las buenas intervenciones de Casillas.

El complemento pareció dar a luz a un renovado Madrid, pero las buenas intenciones se quedaron en el gol de Van Nistelrooy y ni siquiera la expulsión de Anri Khagush pudo torcer la historia. Para el equipo de Schuster tres puntos son tres puntos y eso se consiguió, para mejorar aún queda mucho tiempo.

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